martes, 8 de julio de 2008




Café (mucho).
Día de Revolución Boliviana. Día de descubrimiento de cosas inservibles en internet.
Paseo por el patio de atrás. Mire nubes, desarme un panadero, desparrame semillas, soné con terrazas.
Subí a la escalera de los desahogos. Y como cada día, descubrí una nueva sensación para cargar en la espalda. Busco el querosen para quemar toda esa carga, pero no vale la pena el esfuerzo.
Dejando de lado los grises, entrando al sótano de los violetas y blancos, (y al sentimentalismo que suele aparecer cada tres meses) comento que hoy descubrí algo. En realidad recordé.
Envuelta en el saco naranja de Azul, con mi taza de café, me detuve abajo del tendedero de casa. Ese que esta en el fondo, donde antes era verde, yuyal, y niña Barbarell inventando amigos.
Desvié la mirada que se posaba en mis perros peleando y la detuve lentamente en el. Que grande. Ya es todo un...
De repente recordé aquella voz de mujer que hablaba con plantas,que era mi abuela, y lo que me dijo ese día: "Acordate cuando pases por la plaza, traeme una de esas semillas,tienen una armadura, pero adentro, vas a ver que hay unas... "
Luego volvió otra imagen. El ya no entraba mas en ese espacio tan chico.Estiraba sus 15 pies para todos lados, el ya quería irse de ahí. Había que sacarlo, ya era hora de que creciera solo, que se defienda el de los vientos, su cuerpo, no entra mas en ese pequeño...
Estaca y hilo, tomarlo por la fuerza, hacer que entienda, que no se asuste de los otros, que no se desvié tanto, que el sol lo iba a iluminar igual...(no, el quería estar torcido, el se negaba a la posición, no había manera que entienda que si iba por el camino derecho iba a ser mucho mejor, pero seguramente el sabia que ese camino no era para el, y que a fuerza de movimiento nos hacia entender con reclamos silenciosos)
Tiro sus raíces adentro como todos, se defendió de los vientos, formo su tronco.
Apenas fue trasladado de la maceta a la tierra, mi mano rodeaba su tronco, y no había nada mas efervescente que girar alrededor de el, esperando la merienda. Correr, y bailar con las hojas y las flores lilas.
Estando alejado de la ventana, y de mis nuevas ficciones, lo ignore mucho tiempo.
Hoy volví sin querer volver. Ya no con inocencia, ni juego, quizás todavía con mucho de eso, pero a comparación con aquella época, hoy son categorías que me juegan un poco en contra.
Nuevamente tome con mi mano su cuerpo.
No.
Ni girar, ni enredar mi mano. Y me propongo, para darme un gusto mental, cuestionarme lo siguiente: Su cuerpo creció? o mis manos se achicaron al no atreverme a tocarlo, para no sentir que algo se a perdido?

Quizás ninguno de los dos. Yo tengo que seguir, y el...ofrecerme sus grises,a lo alto,con sus floridos brazos.