sábado, 7 de febrero de 2009

El Rey

En un parque de Gijón, desde las copas de los árboles, alguien grita.
Cuando ya no se escucha nada mas que los susurros de la brisa del follaje, rompe el silencio este grito que suena como un alarido humano.
Es el grito de la noche del pavo real.
Durante el día el pasea sus resplendores. Arrastrando su larga cola de plumas, siempre vestido de fiesta, se pavonea el pavo. Cuando gira sobre si mismo y despliega la cola, frondoza corona verdiazul, la luz de su belleza encanta a los caminantes y humilla a las otras aves del parque.
Los patos, ánades,cisnes, ganzos, palomas, gorriones, vuelan juntos o juntos caminan o navegan por el lado; juntos charlan, comen, duermen. Pero el pavo real, vive sin nadie, lejos de los demás pavos reales y con nadie se junta.
A nadie mira, el que nació para ser mirado.
Cuando llega la noche y la gente se ha ido, el vuela hacia la alta rama de algun árbol vacío, y se hecha a dormir. Sólo.
Entonces, grita.


Eduardo Galeano, Bocas del tiempo.