jueves, 1 de enero de 2009

Fidel por Eduardo Galeano




Sus enemigos dicen que fue rey sin corona y que confundía la unidad con la unanimidad.
Y en eso sus enemigos tienen razón.
Sus enemigos dicen que si Napoleón hubiera tenido un diario como el "Granma" ningún francés se habría enterado del desastre de Waterloo.
Y en esos sus enemigos tienen razón.
Sus enemigos dicen que ejerció el poder hablando mucho y escuchando poco, porque estaba más acostumbrado a los ecos que a las voces.
Y en eso sus enemigos tienen razón.

Pero sus enemigos no dicen que no fue por posar para la historia que puso el pecho a las balas cuando vino la invasión, que enfrento a los huracanes de huracán a huracán, que sobrevivio a seiscientos treinta y siete atentados, que su contagiosa energía fue decisiva para convertir una colonia en patria, y que no fue por hechizo de mandinga ni por milagro de dios que esa nueva patria pudo sobrevivir a diez presidentes de los estados unidos, que tenían puesta la servilleta para almorzarla con cuchillo y tenedor.
Y sus enemigos no dicen que Cuba es un raro país que no compite en la copa mundial del felpudo.

Y no dicen que esta revolución, crecida del castigo, es lo que pudo ser y no lo que quiso ser. Ni dicen que en gran medida el muro entre el deseo y la realidad fue haciéndose más alto y más ancho gracias al bloqueo imperial, que ahogó el desarrollo de una democracia cubana, obligo a la militarización de la sociedad y otorgó a la burocracia, que para cada solución tiene un problema, las coartadas que necesita para justificarse y perpetuarse.

Y no dicen que a pesar de todos los pesares, a pesar de las agresiones de afuera y de las arbitrariedades de adentro, esta isla sufrida pero porfiadamente alegre ha generado la sociedad latinoamericana menos injusta.

Y sus enemigos no dicen que esa hazaña fue obra del sacrificio de su pueblo, pero también fue obra de la tozuda voluntad y el anticuado sentido del honor, de este caballero que siempre se batió por los perdedores, como aquel famoso colega suyo de los campos de castilla.