Mujer- ¿te acordas el día que nos conocimos?
Hombre- Si, claro. Vos llevabas un vestido azul.
Mujer- No, no era un vestido, ni tampoco azul. Era una remera amarilla.
Hombre- ¿Estas segura? Que raro, te recordaba así.
Mujer- No es raro, se ve que mi recuerdo se funde con el de alguna otra mujer...
Hombre- No es así querida. Ese día te vi hermosa, y la belleza para mi es un sentimiento azulado, marino. Disculpa tantas metáforas, es que me inspiras poesía.
Mujer- Bueno, pero no solo me viste de azul erróneamente, sino que además, tu recuerdo falló al decirme que llevaba puesto un vestido.
Hombre- No me mal interpretes, corazón. Es que siempre mi imaginación condimenta mis recuerdos y mi realidad. Y nunca te lo dije pero cada vez que nos citábamos, esperaba ansioso que aparecieras con un vestido. Te sentaban tan bien que esperaba verte llegar con alguno de ellos.
Mujer- Tus palabras poéticas no terminan de conformarme. Me desagradan. Y me parece de muy mal gusto que tu recuerdo falle tanto, Juan. Pensé inocentemente que realmente era importante para vos.
Hombre- Fuiste y seras siempre importante para mi querida. Pero yo no me llamo Juan.
Dialogo que se me apareció el otro día en la mente. Necesite transcribirlo. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.