
Emparejando sombras torcidas, me deslumbro ante esa luz perturbada. Enceguecida y inútil, desato una esplendida catarsis ahogada, y empiezo el día.
Ventiladores entusiastas, girando desplegando un sonido irreversible.Sorteos de almas.
Emblemas que condenan. Espejos que devuelven imagenes falsas, espectros inmóviles en una ciudad que se desespera por que la noche comience una vez mas. Se desespera por la incertidumbre de no saber lo que va a suceder.
Quiero verano. Quiero un verano que se proclame así mismo un horno, para estupefacción de las señoras acaloradas y su yerba taragui.
Y buscar en la literatura, de nuevo, la respuesta a tanto rutinario presente, a tanta careta en mano, que se va cayendo de a poco.
Pero...no sirve.
..."personalmente, me importa un bledo tu sabiduría, porque todo lo que puedo aprender de ti, esta en los libros. A menos que quieras hablar de ti, quien eres. Ahí, me sentiré fascinado"...
Y todo conduce al desenfrenado brillo de los colchones pretéritos. De los momentos que aparecen en forma de aromas. Que se quedan y no se van. Y que se resisten a subir los peldaños del nuevo día. Encendiendo fuegos hipotéticos, nos condenamos a ver nuevamente el sol de mañana. Como bichos que saltan por no caminar, apresurados, que se esconden en si mismos para olvidarse.
Los aviones con destinos absurdos, están de mas dentro de estos herméticos deseos de escapar. No hay renacer mas suicida que el de volver a armar un vinculo, sacar los trapos sucios y comenzar a lavarlos antes de que la lluvia comience de nuevo, antes de que el sol los petrifique porque alguien se los olvido allá afuera.
Entrar dentro de la casa de la ironía y emborracharse con ese néctar de los que todavía resisten y perciben que percibir no es tan simple. Esos que encaran la vida sin esperar nada. ¿que esperar de ella si nos perturba con tanta sensación encontrada?. La vida es lo que creemos que somos. Es la percepción individual de esto, que con alegría y repugnancia llamamos mundo. Son nuestros destellos, interconectados, formando un licuado de sensaciones que aveces ahogan de incertidumbre a nuestros corazones acostumbrados a la mediocridad. A corazones que se la pasan describiendo y ahogan con palabras vibraciones exquisitas. Por eso, este escrito se termino aquí.